LIBROS INFANTILES

Hoy desenterrando mis estanterías me he dado cuenta que en lo que, debe ser el doble fondo de la balda hay cosas que dabas por perdidas. Un ejemplo: los libros que leia cuando tenia…6 años. Y los he ojeado y he dicho: dios mio, ¿¡como me podia gustar esto!?
Porque de pequeños nos ilusionan los libros “sin letras” en los que solo hay dibujos y cuatro renglones, ayyy, y encima que ya de por sí, tenían poca letra, le pedias a tu madre que te los leyera; y ella te los leia poniendo diferentes voces:
- ¿Qué te ocurre ardillita?- dijo el hipopótamo. (y ella poniendo voz de hipopótamo) ¿?
- es que no encuentro mi nuez, se me ha debido caer cuando corria alegremente por la pradera- (con voz aguda)
…
Luego he encontrado también libros, que te regalan a los 8 años, y que coges el libro, le das la vuelta y ves “recomendado para 12 años”. Y entonces dices: buuufff anda que no me queda. Y ahí van! A la doble balda, y salen cuando tienes 17, y yo creo que ya no es plan de leermelos… o si?
Titulos tales como “Un duende a rayas” , que aparecía en todos los cumpleaños del Freedo’s que la misma madre compraba para todos. Yo creo que se los debieron dar con puntos de la mortadela campofrio, con los petisuise, con la nocilla o algo asi, porque vamos, que poca vergüenza. Y anda que no fastidia cuando tienes 8 años y estas en tu cumple con la cara pintada, todo sudado, y es la hora de abrir los regalos, y piensas: esta es la mia, como todas las madres son mas enrolladas que la mia, seguro que me compran regalos estupendos. Y abres el regalo y…¡Oh no! “Un duende a rayas” otra vez.
Y la madre sonrojada: - Ay, ¿se ha repetido el regalo?
- No. Me lo regalaste el año pasado…

Luego encontré un libro que si que me lei.
200 veces por lo menos.
Se titulaba “El cartero que se convirtió en carta” madre que libro mas entrañable.
Cuando queria leer algo, cogia este libro, de manera que acabé aprendiéndomelo, la primera pagina sobretodo, (que es por la que empezaba todos los días) me la sabia de pe a pa.
Aún ahora podria recordar como empezaba, decia algo asi de un pueblo que se llamaba Ubercualquiera (que anda que no me costaba leerlo) en el que no habia aeropuerto ni nada de eso, y que había un cartero muy simpatico que… bueno eso. Total que al final el cartero se convertia en carta (cosa que si nos fijamos bien, y dilucidamos un poco podemos deducir del propio titulo) gracias a un bruja con la nariz de nacar (¿?), y se convertia en una carta dirigida a todos los politicos y señores importantes del mundo, para que se hicera la paz en la tierra… que ilusos, el caso es que me encantaba.

Y ahora para culturizarme y ampliar mi nivel intelectual, me iré a leer un libro. ¿Cuál? ¿algo de Freud?o quizás, las novelas ejemplares de Cervantes… No, mucho mejor, me voy a releer “El cartero que se convirtió en carta” que hace mucho que no lo he leído.